sábado, 11 de abril de 2009

Al volver a Bukavu se ha desatado una de esas tormentas que solo los que han estado en el trópico pueden hacerse a la idea. De pronto hemos visto dos tanques dirigiéndose al norte y mis compañeros se han puesto algo nerviosos,-dicen que es la primera vez en dos años que ven vehículos militares en esa carretera-. Al cabo de media hora de baches y cortinas de agua hemos encontrado un fila de vehículos parados. Sin pensarlo he saltado del coche para ver lo que pasaba y algunos se han puesto histéricos temiendo por nuestra seguridad, pero simplemente es un enorme árbol que se ha caído, debido a las lluvias, bloqueando la carretera. Aquí es muy habitual. Unos chicos de apenas dieciocho años con un hacha como la que tenemos en mi casa para cortar leña para la chimenea se empeñaban en cortar al mastodonte. Es peligroso permanecer en esa carretera cuando llega la noche, hay ladrones y soldados que viene a ser lo mismo. Nuestra directora en terreno, Lorena decide que vayamos marcha atrás unos metros y tomemos un camino alternativo, si la carretera principal es un barrizal imaginaos un camino secundario, hay socavones de más de treinta centimetros. Después de pocos metros nos encontramos con otro árbol caído cerrando el paso, saltamos del coche, bajo la lluvia, calados hasta los huesos entre cuatro adultos conseguimos moverlo y dejar el paso libre. Al volver al coche un niño de apenas diez años, se acerca y me dice algo en swahili, no le entiendo pero un congoleño que nos acompaña me lo traduce, el niño dice que si le damos algo de dinero para comer el moverá el árbol para que podamos pasar.

Hasta tres veces tuvimos que repetir la operación de quitar árboles caídos. Me han explicado que es debido al tipo de raíz, son superficiales y claro el agua de la lluvia hace que caigan. Cuando por fin y después de cuatro horas llegábamos a Bukavu vemos un cañón. Los rumores dicen que se están moviendo las tropas del norte hacia aquí en un intento de consolidar esta zona y ofrecer a las tropas ruandesas una entrega pactada de los grupos de guerrilleros que andan por aquí. Son rumores pero es que es la única información de que disponen los ciudadanos de esta zona, no se venden periódicos y la radio no sé hasta que punto es fiable ni si todo el mundo tiene una. Hay televisiones pero en las zonas rurales no llega la señal, bueno ni siquiera hay luz dos días seguidos.
Al día siguiente nos dicen que la fila de coches que esperó para que cortaran el árbol llegó cerca de las diez de la noche, tardaron cinco horas en acabar con el coloso.
Este domingo entregaremos todo el material!

Yolanda
Cooperante de la ONG

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